domingo, 11 de diciembre de 2011

"LA CONSPIRACIÓN": cine histórico más allá del mero entretenimiento

Dos argumentos se han esgrimido beligerantes contra esta última realización de Robert Redford. De un lado, su indisimulada militancia. Concretamente, se ha tildado al filme de ser una metáfora excesivamente didáctica sobre la América post 11 de Septiembre, esa que apela a la razón de estado para pisotear los derechos más elementales y que mantiene abiertos aún limbos de injusticia como Guantánamo. 

Obviamente, Redford es un personaje conocido por su activismo social, el cual por otra parte cultiva sin sonrojarse, ni ocultarlo. Lo evidencia su vida personal, en la que ejerce de demócrata convencido; y también su actividad como cineasta. Así, en este último terreno, en su carrera, primero como actor y luego como realizador, se ha caracterizado por elegir proyectos (cada vez que ha podido o le han dejado) con intenciones más allá del mero entretenimiento. Así lo constata, su participación en filmes como "La jauría humana", "El candidato, "Todos los hombres del presidente", "Brubaker", "Quiz Show" o "Leones por Corderos". En todos ellos pueden apreciarse, nítidamente, la constancia de elementos temáticos comunes tales como: el hombre frente al sistema, la confrontación dialéctica de los ideales contra el pragmatismo, las aludidas razones de estado, la manipulación y el engaño puestos al servicio de un fin presuntamente más loable, los principios y los valores (o la ausencia de éstos) como definidores de quienes somos, y el poder de presión de la masa y su voracidad cuando se desboca. Todos estos temas, vuelven a estar obviamente presentes en "La Conspiración".


Hay que señalar que muchas de estas cintas, por las historias que contaban, eran contextualizables en la actualidad coetánea a su estreno (coincidente o no con la data cronológica de su argumento) y no por ello esta característica suponía una mácula, sino más bien todo lo contrario. En "La conspiración", es innegable que se pueden trazar paralelismos con el cuestionamiento que en los EEUU se viene haciendo de los derechos fundamentales en pos de la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, creo que definir esta película como sólo eso es ser tremendamente miope. Y ello porque la historia que se narra tiene una entidad propia, que la hace acreedora de ser contada. Sinceramente, si Redford quisiera haber hablado de la política restrictiva de libertades y garantías de la era Bush (y su herencia actual), lo hubiera perfectamente hecho con una historia contemporánea. En este sentido, el realizador de "Gente corriente", si algo se ha ganado hoy por hoy, es su condición de independiente.


Así las cosas, con un interés histórico y de denuncia, en nada inferior al que guió a Jim Sheridan cuando puso en imágenes la historia de los cuatro de Guildford en "En el nombre de el padre", Robert Redford rescata para muchos que la desconocían, la historia del jurídicamente aberrante proceso a Mary Surrat, acusada de conspirar para asesinar al presidente Lincoln. Y ello en el marco de propósitos de la productora The American Film Company, fundada con la intención de recrear para la gran pantalla hechos de la Historia de los EEUU que jamás debieran olvidarse, y que debuta precisamente con esta película, toda una manifiesta declaración de intenciones. 


Pero, con independencia de ello, la cinta, además, es también un filme de juicios en la acepción más ortodoxa del término, en el que la gran virtud de su realizador ha sido la de superar la barrera del hecho históricamente conocido, para, aún así, conservar la intriga y tensión, e incluso sorprendernos en los habituales giros finales de las películas de este subgénero fílmico. 
Y es, además, un fresco histórico que retrata un convulso instante de la historia americana, el final de la guerra de secesión, en el que destaco un cuidadísimo diseño de producción, en inobjetable armonia con su esmerado vestuario y la preciosista fotografía de Newton Thomas Sigel. Todo ello orquestado por un Redford cada vez más clásico, con un maestro ojo para la puesta en escena y la composición de unos planos dotados de la aritmética y profundidad perfectas. Y con una previsible (pero no por ello menos envidiable) buena mano en la dirección de actores, de los que sabe extraer interpretaciones más que notorias. En este aspecto James McAvoy y, especialmente, Robin Wright están soberbios.
Todo lo cual me conduce a detenerme, finalmente, en la segunda de las críticas que se hace a "La Conspiración" y que es la de ser academicamente perfecta, pero carente de toda emoción. Disiento también ostensiblemente en este aspecto, pues la cinta, amén de estar brillantemente dialogada, con momentos dialécticos más que inspirados (tanto fuera como dentro de la corte juicial) sabe igualmente denunciar sin panfletarismo, sin didactismo de colegio (lo que nunca debe confundirse con frialdad); y, dramaticamente, nos va conduciendo a una media hora final (incluidos los textos explicativos de los créditos) que, definitivamente, nos terminan por dejar clavados de una pieza en la butaca.

By Harry Callahan

NOTA: 8,5/10


ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST CON EXTRAS: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/laconspiracioncritica.mp3

TÍTULO ORIGINAL: "The Conspirator"



DATOS ADICIONALES: http://www.imdb.com/title/tt0968264/

SOBRE LA MÚSICA DEL PODCAST: http://www.jamendo.com/es/track/786450